Un encanto natural, cultural y de muchas leyendas localizado en el austro ecuatoriano.
En un rincon de la provincia del Azuay se encuentra el cantón Sígsig, el cual esta lleno de tradiciones, cultura, turismo y leyendas que cuentan sus antepasados.
Historia.
En la Cueva negra de Chobshi se encuentran algunos de los vestigios más antiguos de la presencia del hombre temprano en el Ecuador. Pasaron muchos siglos y distintos grupos humanos dejaron su huella arqueológica en el sector. El más importante fue el conglomerado cañari, en testimonio de cuyo paso han quedado innumerables restos cerámicos y en muchos nombres del lugar, como el de Sígsig, que parece provenir de la planta llamada sigsal, muy abundante en el sitio. El Sígsig es la tierra del valeroso Cacique Duma, que capitaneó a la confederación cañari y venció en principio al Inca invasor Tupac Yupanqui. En el período de desarrollo regional (500 D.C.), la orfebrería tuvo auge en el área; el mejor testimonio de esto es el conjunto de piezas que exhibe el Museo del Indio Americano de Nueva York, bajo el nombre de “Tesoro del Sígsig”. En la Colonia, en 1535, los españoles explotaron las minas de Santa Bárbara (en el actual Pueblo Viejo); en 1540, fundaron el asiento de San Sebastián de Sígsig. En la época republicana, el cantón permaneció como zona agrícola hasta fines del siglo XIX; en el siglo pasado cobra auge la minería y la confección del sombrero de paja toquilla, actividad esta última, que aún se la practica. El 16 de Abril de 1864 se cantonizó.
Leyendas.
Leyendas.
La laguna de ayllón.
Su metodología data de la época Cañari cuyos nativos se creían descendientes de una culebra grande y misteriosa la cual vino sumergiéndose ella misma voluntariamente en una laguna solitaria de agua helada que se halla sobre el actual pueblo de Sígsig, en la cordillera oriental de los andes. Eta laguna era para los Cañaris del Azuay un lugar sagrado y un santuario, y su ofrenda a la culebra que les había dado el ser, acostumbran a arrojar figurillas pequeñas o idolillos de oro.
El nombre de Ayllón según la tradición, se origina a partir de un negro llamado Ventura Ayllón quien acompaño a un explorador extranjero que viniera atraído por el oro existente en la laguna. Al acercarse a sus orillas, vieron juntos pepitas de oro que provocó su ambición suponiendo que en el fondo debían existir mayores cantidades del preciado metal. El negrito fue sumergido a las profundidades de dónde sacaba valiosos objetos de oro, pero al tercer intento ya no salió porque “quedo encantado” en su inferior. Varios grupos de exploradores intentaron por varias ocasiones, desecar la laguna para extraer sus tesoros pero sus intentos han sido vanos, la laguna hasta hoy se mantiene intacta.
Los encantos del Fasayñan.
Muchas versiones mitológicas se han tejido sobre sus encantamientos, la existencia de una piedra en forma de placa con letras talladas en lenguaje cañarí, un jardín hermoso de flores grandes y perfumadas y abundante oro, la imposibilidad de coronar si cima si no se conoce la forma de controlar la “furia del cerro”, la presencia encantada de la opulencia ciudad de Ogroña, pero la más conocida y referida por la historia, es la fábula de las Guacamayas de Fasayñan. Cuentan antiguos relatos que en la época del diluvio universal llovió tanto q los montes más altos fueron sepultados no así este cerro que crecía a medida que subían las aguas y en el cual se salvaron dos hermanos: Ataorupangui y Cusicayo. Terminado el diluvio y acabándoseles la comida que recogieron para sobrevivir salieron por los contornos en busca de alimentos, y al regresar a la choza q habían construido encontraron abundante comida y bebida preparada. Era un misterio que no lo podían descifrar, esta agradable situación fue repetida por diez días que les mantenían con vida, luego con la inquietud de conocer quien realizaba esta labor benefactora, entonces acordaron que el hermano mayor se quedara en casa escondido, luego de una horas de espera llegan dos hermosa aves vestidas como cañaris, con su largo cabello atado con un cintillo multicolor que cubría su frente, ellas ingresaban silenciosamente a la choza y comenzaban a preparar deliciosos manjares, estas aves eran conocidas con el nombre de aguaques y por el otro nombre lo llamaban torito y en nuestra lengua se denominan Guacamayas.
El encanto de la viuda loca.
El sol, cansado de regresar de regar su abrigante fulgor, transpone en calmado silencio, la línea lejana de la montaña azulina del occidente. El poblado sigseño se sumerge perezosamente en tenue obscuridad, la actividad se calma para que los cuerpos liberen sus preocupaciones en el sosegado descanso. Las calles se cubren de negras vestiduras que acurrucan a todos en el encierro, interrumpiendo el silencio se escucha ruidoso el pito alegre del agente municipal que anuncia en tránsito presuroso, la hora de colocar los viejos faroles, casi imperceptibles en los portales de las antiguas casas.
A esta hora fugan de su escondite los siniestros representantes del terror de aquellos tiempos: almas en pena que claman por salvarse, demonios astados, cajas roncas, desfiguraciones zoológicas, caballos que arrastran fierros bulliciosos, animales fantasmales que destacan plácidamente al borde de la calle, mil y un aparecidos deambulando por las calles para asustar a los caminantes de la noche.
Por las calles bajas del pueblo, cuatro figuras se mueven en un zigzag, como autómatas, lentos, cabizbajos, cuartos celebres representantes de la bohemia. Uno de ellos lleva en brazos su guitarra compañera. A regular distancia una luz los paraliza, se divisa la figura de una mujer de talla alta fracciones aparentemente hermosas y cuerpo tentador. Abundante pelo cubre su cabeza visible por la luz del farol que lleva en su mano mientras la otra hace ademanes seductores llamativos. Los cuerpos se invaden de escalofrío, de una rara sensación transmitida por el misterio que se esconde en aquella mujer. Caminan hacia ella como magnetizados, se introducen paso a paso, por el centro de la urbe, siempre tras la dama a prudente distancia, la intención es evidente. Es un poder sensual que atrae calle arriba a sus dominados admiradores, van en dirección a las afueras del pueblo hacia un lugar desolado que produce el sobresalto, un temor inquieto, el repentino agrandamiento de cabezas, la bella mujer no asoma. En su remplazo, se escucha un infernal aullido de perros que lamentan alguna tragedia, ruidos, voces en murmullo de almas, la borrachera se esfuma despavorida ante la invasión del susto y la desesperación. Huyen buscando evadirse de esa espantos realidad, caen, levantan y al revolver sus miradas, relumbrante se dibuja la imagen provocativa de la “Viuda loca” que en señas los llama tiernamente.
"vengan y visitenlo es muy hermoso"
"Esta informacion fue sacada del libro de historias del Cantón Sigsig"
"vengan y visitenlo es muy hermoso"
"Esta informacion fue sacada del libro de historias del Cantón Sigsig"
esta interesante tu pagina.....buen tema....!!!!
ResponderEliminaresta muy interesante tu blog espero que sigas adelante.....
ResponderEliminaresta muy lindo tu blog.......sabes te falta especificar un poco mas
ResponderEliminarCorriga la ortografía del texto, además coloque el título de cada fotografía que está exponiendo
ResponderEliminarQ lindo es de saber las historias q ay en nuestras provincias
ResponderEliminarExcelente la piedra con geroglificos la denominan piedra numerada existen guias que hacen los recorridos por el Fasayñan.
ResponderEliminarHermosa historia del Sígsig, todo el contenido publicado en el texto, hace despertar la admiración y el amor por el terruño natal, ojalá las futuras generaciones sepan valorar, cuidar, y engrandecer la historia de nuestro Cantón.
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